Foto: ©kollofken | Plato Sumito

Las algas marinas han sido parte integral de la cultura costera de Chile desde tiempos ancestrales. Utilizadas por los pueblos originarios tanto como alimento como con fines medicinales, estas joyas marinas han experimentado una evolución en su percepción y uso en la gastronomía chilena. Lo que alguna vez fue considerado un recurso humilde y a menudo subestimado, hoy se encuentra en la carta de los más prestigiosos restaurantes del país. 

Historia y Tradición

Las comunidades indígenas, como los Mapuches y los pueblos costeros del norte y sur de Chile, han consumido algas marinas durante siglos. Las algas como el cochayuyo y el luche eran parte esencial de su dieta, gracias a su abundancia y valor nutritivo. Estas algas eran recolectadas, secadas y almacenadas para su uso durante todo el año, especialmente en tiempos de escasez. Evidencia arqueológica en Monte Verde, cerca de Puerto Montt, indica que hace aproximadamente 14.000 años ya se consumían algas en la región, demostrando su relevancia ancestral. 

Sin embargo, con la llegada de los colonizadores europeos y la adopción de nuevas costumbres alimenticias, el consumo de algas marinas disminuyó y fue relegado a las comunidades más rurales y menos favorecidas. Durante muchos años, las algas fueron vistas como un alimento de “pobres”, algo que se consumía por necesidad más que por placer.

El Resurgimiento de las Algas en la Alta Cocina

En las últimas décadas, las algas marinas han experimentado un notable resurgimiento en la alta cocina chilena. Este cambio ha sido impulsado por el movimiento de cocina de autor, que busca rescatar y valorar ingredientes locales y sostenibles. Como resultado, las algas se han convertido en un elemento clave en las creaciones culinarias, destacadas por su sabor umami, su textura versátil y su capacidad para realzar otros sabores. proyectos como «Aquí Comemos Algas» han involucrado a múltiples restaurantes de la IV región de Chile en la promoción de este ingrediente ancestral, resaltando su versatilidad culinaria. Estos chefs han promovido su uso en la gastronomía local, involucrando a múltiples restaurantes en la incorporación de algas en sus preparaciones.

Con su extensa costa y biodiversidad marina, Chile está en una posición privilegiada para liderar la producción de algas a nivel mundial. La industria de las algas ofrece oportunidades económicas y promueve la conservación de los ecosistemas marinos. En las comunidades costeras rurales, la recolección y cultivo de algas proporcionan una fuente sostenible de ingresos, mejorando la economía local y fomentando la preservación de tradiciones ancestrales.

El Futuro de las Algas en la Gastronomía Chilena

A medida que más personas descubren los beneficios y el sabor único de las algas marinas, es probable que su presencia en la gastronomía chilena siga creciendo. Desde restaurantes de alta gama hasta cocinas caseras, las algas están recuperando su lugar como un ingrediente valioso y versátil.

La revalorización de las algas marinas no solo es un triunfo culinario, sino también un reconocimiento de la rica herencia cultural y natural de Chile. Además, esta revalorización ha generado un impacto positivo en la economía de los pueblos costeros rurales, donde la recolección y cultivo de algas se han convertido en una fuente sostenible de ingresos. Al integrarlas en la alta cocina y aumentar su demanda, se promueve el desarrollo económico local, se crean empleos y se preservan tradiciones ancestrales, contribuyendo así a la estabilidad y crecimiento de estas comunidades. Al abrazar estos recursos marinos, Chile está no solo preservando su tradición culinaria, sino también mirando hacia un futuro más sostenible y saludable.

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