El cultivo de algas marinas en Chile ha experimentado un desarrollo significativo en las últimas décadas, consolidándose como una actividad económica y socialmente relevante. Chile es el segundo exportador global y principal productor de algas marinas en América Latina, siendo el único país no asiático en integrar dicha categoría.
El cultivo de macroalgas en Chile se inició en la década de 1980, principalmente con la especie Gracilaria chilensis, conocida como «pelillo». Este cultivo ha sido desarrollado fundamentalmente por pescadores artesanales, especialmente en la Región de Los Lagos, representando alrededor del 95% de la producción nacional de algas.
La acuicultura de macroalgas marinas representa un sector industrial y de producción de alimentos capaz de contribuir significativamente al aumento de la seguridad alimentaria, mitigar el impacto climático, respaldar los medios de subsistencia, abrir oportunidades de negocios y proporcionar valiosos servicios ecosistémicos.
El cultivo de algas en Chile ha avanzado significativamente, con una activa participación de diversos actores que contribuyen al desarrollo sostenible de esta industria. No obstante, es fundamental continuar abordando los desafíos existentes para asegurar su crecimiento y sostenibilidad en el futuro, haciendo hincapié en la necesidad de incrementar el conocimiento biológico, tales como los ciclos de vida y los factores abióticos (temperatura, la luz, el agua, la salinidad, el oxígeno, el pH, la presión, la circulación y el sustrato, entre otros), que son cruciales para el desarrollo de las especies de algas marinas.
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